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Ciudad Obregón

Buenavista, el poblado que quedó sepultado en la presa y se reinventó en Cajeme

El poblado con cientos de años de historia forjada con coraje y empuje fue evacuado al quedar sepultado bajo el agua de la Presa Álvaro Obregón
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El poblado con cientos de años de historia forjada con coraje y empuje fue evacuado al quedar sepultado bajo el agua de la Presa Álvaro Obregón


Se dice que el progreso representa sacrificio, situación que entienden a la perfección los habitantes de Buenavista, quienes con esfuerzo, sudor y dedicación se reinventaron con la misión de seguir con el legado implantando por sus antepasados.

Con la construcción de la Presa Álvaro Obregón, avalada por el gobierno federal para darle proyección a la agricultura y a la ganadería de la región, el viejo Buenavista y otras rancherías fueron borradas del mapa.

DIERON AVISO  

En 1946 los habitantes de Buenavista se enteraron en una charla que estaba próxima la construcción de una presa, una idea que en su momento no dimensionaron y que cambiaría el rumbo de la comunidad para siempre.

Al avanzar la obra en junio de 1952, los pobladores fueron evacuados por las autoridades, pues la presa era una realidad y faltaban pocos meses para su apertura.

Con sentimientos encontrados, los moradores salieron de sus viviendas, al caminar y voltear atrás observaron con nostalgia el lugar que los vio nacer.

APARECE LA PRESA ÁLVARO OBREGÓN  

El 16 de octubre de 1952 se llevó acabo el magno evento de la inauguración de la Presa Álvaro Obregón, una obra que otorgó progreso a la región, pero cuya fisonomía sepultó el pueblo de Buenavista, dejando así atrás cientos de años de historia, al haber sido fundado el poblado en el año de 1619.

Al abandonar el sitio que les dio alegrías y otorgó identidad, los pobladores de Buenavista no se separaron, a lo contrario, unieron fuerzas, y a unos kilómetros al sur de donde se ubicó la presa y el agua cubrió sus raíces, levantaron el nuevo Buenavista.

INICIA LA NUEVA ERA  

En lo más alto de la Sierra Madre Occidental, las familias iniciaron la nueva era de Buenavista; rodeados de cerros, levantaron nuevas viviendas y construcciones, como la iglesia del Santo Carlos Borromeo, patrono de los pobladores.

La imagen de dicha figura religiosa es una de las piezas que los pobladores pudieron rescatar del viejo Buenavista, y así, enfundados en esperanza y fe se erigieron con el objetivo de continuar con la herencia que alimentaron las personas que forjaron la historia de Buenavista.

Desde que la comunidad quedó bajo las aguas en la presa Álvaro Obregón en 1952, en dos ocasiones se han podido observar las ruinas que yacen en el fondo del agua: la primera de ellas fue en el año 2003, y la última en el 2022, años en lo que el represo también conocido como Oviáchic, registró un nivel de menos del 15 por ciento de su capacidad total de almacenamiento.

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Esa situación permitió asomar los vestigios de la antigua Buenavista; tumbas y la vieja iglesia fueron las construcciones que destacaron en ese entonces, algo asombroso que dibujó una imagen propia de una escena de una película de ciencia ficción, sin embargo, el hecho no fue hipotético sino forma parte de la historia del viejo Buenavista que quedó sumido en el desarrolló que significó la presa Álvaro Obregón.

A más de 70 años de haber sido sumergido el pueblo, en la memoria de los pobladores del nuevo Buenavista viven recuerdos fabricados por sus ancestros, algo que los motivan a reconocer, valorar y seguir con sus raíces, ahora con nuevos bríos.